domingo, 4 de noviembre de 2007

Relato impresionista (parte 2)

Se hizo definitivamente la noche. El frío seguía en aumento. Y la función estaba terminando. Varias veces nos habían echado de distintos recovecos que usábamos para conversar.
Las voces se vuelven nítidas, y él parece muy decidido. Ella, tiene otros planes y las ideas se confrontan. Abandonamos el desolado edificio, el silencio se hace presente, pero la conversación no cesa. El frío nos dice: "Los voy a acompañar, de ahora en adelante".
Tras un corto período de espera el grupo parte a destino.
La noche, la calle, las luces. Mi mirada se pasea de un punto a otro sin real coherencia. El ruido del transito se vuelve abrumador. Las caras de los transeúntes no me dan un dato real de si son personas vivas u hologramas sólidos. Las luces de los autos, los carteles luminosos, los nombres de las calles, me llevan a un estado de distracción.
Y a eso se le suma el hecho de tener que mantener la conciencia despierta para entender a donde íbamos. Y para entender las palabras que me decían.
Tras un tiempo de caminar llegamos a una parada de colectivo. En este momento el grupo debía separarse. Ella, tan espontánea e impredecible, se fue en el colectivo. Y yo, recuperando la conciencia, lo acompañé a él, a concretar sus planes. Separación que, sinceramente, ninguno de los miembros del grupo deseaba.
Éramos tres. La caminata continúa. El camino implica pasar por aquel lugar de las nostalgias perdidas, de recuerdos de amistades y alegrías que dejaron de ser por problemas propios de un mundo capitalista, recuerdos de un club que del que no se ven ni remotas posibilidades de que vuelva a funcionar. La calle está poblada. Las enamoradas parejas se acurrucan en los cordones de las veredas para sobrevivir al frío. De los boliches sale música distorsionada e imprecisa.
El tiempo no parece pasar, y ya estamos llegando a la plaza. El frío no solo nos acompaña, hace notar firmemente su presencia. Y finalmente llegamos. La plaza está superpoblada de alegrías, tristezas, vanidades, sumisiones, emociones, desamores ahogados en alcohol, colores, sonidos y luces.
Llegamos demasiado temprano y el asiento está muy frío. Es en este azul y frío asiento en donde esperaremos...
esperaremos a alguien que no sabemos cuando vendrá.

1 comentario:

Federico dijo...

Este no es tan impresionista. Pero es la continuación del otro, así que le dejé el mismo título.