miércoles, 28 de noviembre de 2007

Que tan detestable puedo ser.

Casi por arte de mágia abro los ojos. Y los oídos.
Y presto atención a los que me rodean.
Hay algo en la forma en la que actuan.
No dan importancia a mis fráses.
Las interrumpen y las ignoran como si no existieran.
Abrí los ojos y me dí cuenta que nada era como creía.
Me había empezado a sentir entendido.
Pero por lo visto eso no es así.
Por lo que veo, yo también resulto hartante.
Yo también soy insoportable.
Yo también soy aburrido.
Yo también soy predecible... detestable.
Pero... siendo quién soy... ¿Qué tan detestable puedo llegar a ser?
¿Cuando llegará el punto en el que ya no les alcanze con ignorarme y tengan que decirmelo en la cara: "Callate"?

Es curioso, muy curioso.
Cuando alguién no me conoce no me habla.
Apenas me conoce, empieza a hablarme.
Cuando me conoce un poco mejor, me habla más.
Y ahí empieza a decaer.
Hasta el punto en el que me ignoran.
Y la curva vuelve a subir.
Y me vuelven a hablar.
Es cíclico.

Es muy probable que a vos esto no te importe.
Pero a mi me parece raro, no se.
Es raro hoy, que justo a todos se les dió por ignorarme.

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