lunes, 24 de septiembre de 2007

La hora aburrida

Llegó nuevamente la hora en la que no tengo nada para hacer. Estoy solo. La comunicación se vuelve nula, es como hablarle a una pared, solo que es una pantalla con colores y códigos descifrables. Entonces, vaya a saber uno por que, me vienen imágenes a mi mente. Imágenes de mi memoria, pero no de toda mi memoria; de los últimos días, de las últimas semanas. Y acompañando a estas imágenes llegan preguntas de difícil respuesta. "¿Estoy obligado a recibir la realidad de esta manera?", "¿Puedo hacer algo al respecto?".
Siempre, a estas preguntas, se presentan respuestas. Que muchas veces me cuesta digerir.
Es en esta hora aburrida en la que la reflexión se presenta de esta y de muchas otras maneras. En forma cíclica, repetitiva. Es una hora en la que el sueño no llegó del todo, pero la mente ya dejó de funcionar. Entonces, quizás por instinto, dejo esto escrito acá. Para saber si a vos también te pasa. Para poder leer lo que vos pensás cuando esté en algún estado de mayor lucidez.

Sin embargo, no se por que, me siento conforme en este estado. Siento que mi conciencia alcanza un nivel, o niveles, que me permiten entender cosas que no puedo plasmar en texto. Pero que tratare de hacerlo conforme pase el tiempo y mi dialéctica se vaya perfeccionando.

Sin vuelta de tuerca me despido. Sin cierre para esta idea que quedará abierta por ahora. Espero que te haya servido para algo.

2 comentarios:

Pablo dijo...

Si, suele pasar... no, siempre me pasa. A mi me gusta, aunque no sólo vienen recuerdos de días o semanas recientes... vienen recuerdos viejos, también.

Muchas veces uno puede llegar a aborrecer eso, más cuando queres dormir.

Un saludo.

Federico dijo...

Gracias Pablo por leer y comentar. Saludos