martes, 25 de septiembre de 2007

El mejor de los alagos.

Este agradecimiento es casi anacrónico.
Hace un tiempo, por las fechas de sonoimágenes (festival de la facu) en capital, a la salida del concierto de la mañana del viernes, fuimos con Tamara y Hernán (amigos de la facu) a comer una pizza.
De ahí salimos para una disquería/librería que había a unas cuadras. Pasa que me quería comprar "Metropolis pt 2: Scenes from a memory" (sexto álbum de Dream Theater). Ya que estaba, nos quedamos viendo discos y libros. Y en esta búsqueda Tamara encuentra un libro y me dice: "Mirá, este para vos. "El niño que no se podía portar bien"

Y acá se queda mi relato.

Yo personalmente considero la inocencia una de las mayores virtudes que puede poseer una persona. Y está (o estuvo) al alcance de todos, desde que uno/a nace. Uno/a no nace con calle, uno/a nace inocente. Y esa inocencia esta muy poco valorada en esta sociedad en la que resulta más importante tener un celular con cámara para sacarle fotos a un paisaje que disfrutar del paisaje mismo. Una persona madura, para mí, es una persona inocente que se hace cargo las responsabilidades que elija tener.
Y los niños están repletos de esa inocencia. Y uno no deja de ser niño mientras la conserve. Por eso quería agradecerte, Tamara, por ser tan observadora. Por darte cuenta de mi esfuerzo por ser inocente, por ser un niño. Generalmente no lo veo reflejado en las actitudes de los demás.
Así que gracias de nuevo.

Y a vos, que venís leyendo esto, te invito a intentar vivir una vida inocente. No digo que sea la manera más fácil de vivir, ni que te vaya a gustar. Digo que es mi preferida, y que la vengo pasando muy bien hasta ahora.
Un abrazo fuerte a todo/a aquel/lla que lo necesite.
Besos.

lunes, 24 de septiembre de 2007

La hora aburrida

Llegó nuevamente la hora en la que no tengo nada para hacer. Estoy solo. La comunicación se vuelve nula, es como hablarle a una pared, solo que es una pantalla con colores y códigos descifrables. Entonces, vaya a saber uno por que, me vienen imágenes a mi mente. Imágenes de mi memoria, pero no de toda mi memoria; de los últimos días, de las últimas semanas. Y acompañando a estas imágenes llegan preguntas de difícil respuesta. "¿Estoy obligado a recibir la realidad de esta manera?", "¿Puedo hacer algo al respecto?".
Siempre, a estas preguntas, se presentan respuestas. Que muchas veces me cuesta digerir.
Es en esta hora aburrida en la que la reflexión se presenta de esta y de muchas otras maneras. En forma cíclica, repetitiva. Es una hora en la que el sueño no llegó del todo, pero la mente ya dejó de funcionar. Entonces, quizás por instinto, dejo esto escrito acá. Para saber si a vos también te pasa. Para poder leer lo que vos pensás cuando esté en algún estado de mayor lucidez.

Sin embargo, no se por que, me siento conforme en este estado. Siento que mi conciencia alcanza un nivel, o niveles, que me permiten entender cosas que no puedo plasmar en texto. Pero que tratare de hacerlo conforme pase el tiempo y mi dialéctica se vaya perfeccionando.

Sin vuelta de tuerca me despido. Sin cierre para esta idea que quedará abierta por ahora. Espero que te haya servido para algo.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Caminos cruzados.

Creí que creíste que el mañana llegaría algún día. Vivías diciéndome "Cuando yo pueda..." o "Cuando yo tenga..." siempre pensando en futuro. Creí que no veías el hoy. Tuve suerte de desilusionarme, nunca me había sentido tan bien al hacerlo. Fue cuando me dijiste "Callate, tomémonos un tiempo para ser felices". Al principio no lo entendí. Pero me estabas diciendo que no era necesario todo eso que yo necesitaba tanto, que no hacía falta nada para ser feliz. Disfruté mucho aquella vez, en la que me dijiste tanto sin decirme nada. Es bueno poder crecer de esta manera. El único momento que existe es el presente, el único momento en el que podemos vivir. Lo curioso fue que yo crecí, pero vos no. Vos pusiste marcha atrás, te quedaste estancada. Entonces te alcancé fácilmente, y te superé. Lógicamente quise que vinieras conmigo, pero no podías. Hay cosas que no son tan fáciles de aprender, no son tan evidentes. Al principio sufrí, pero también aprendí de eso. Aprendí lo insano que es apegarse a alguien. Por que aprendí que se puede amar sin necesidad de apegarse, y deje de necesitarte.
Pero una de las cosas más importantes que aprendí, fue que mi camino, lo camino solo. Es verdad que siempre van a cruzarse los caminos, y quizás haya caminos que vayan juntos durante un tiempo. Pero no puedo forzar a nadie a que copie mi manera de vivir la vida.
Todo esto aprendí gracias a vos, y gracias a mí. Por eso quería darte las gracias. Y respecto a mi, siempre estuve agradecido de mí.